miércoles, 26 de mayo de 2010

EL AJO ni jugoso ni sabroso, pero beneficioso

¿Te acuerdas de cuando nuestros padres nos decían de pequeños que teníamos que comer ajos y nosotros les mirábamos con cara de “vosotros estáis mal”? Pues tenían mucha razón, y te vamos a explicar porque:

El ajo es una planta perenne de la familia de las liláceas de hasta 1.5m de altura. Flores verdosas o blanquecinas, a veces rosadas, pero muy poco abundantes o inexistentes.

Circulación: tiene propiedades antitrombóticas, que evitan la formación de coágulos en la sangre. Una mejor circulación sanguínea permite un aporte mayor de oxígeno a las células y una mayor limpieza de las toxinas celulares, además de que evita o ayuda a combatir enfermedades como la arteriosclerosis, hipertensión colesterol, infarto de miocardio…

Diurético: favorece la eliminación de líquidos corporales, siendo muy adecuada en casos de reumatismo, hidropesía, edemasia…

Bactericida: sus propiedades bactericidas combaten o previenen las intoxicaciones alimentarias, como algunas infecciones en la vagina o para tratar o prevenir algunas enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea.

Digestivo: favorece la digestión al estimular el hígado, la vesícula y el páncreas, aunque debe evitarse en casos de acidez estomacal. Tiene efectos positivos en el tartamiento de la úlcera.

Anticancerígeno: estudios recientes parecen asociar el consumo del ajo con la inhibición del cáncer. Los compuestos azufrados parecen ser las responsables en la lucha contra la aparición de células cancerosas en el estómago, hígado, pecho…

También se puede usar como desinfectante contra las mordeduras o picaduras de animales (insectos), así como en afecciones de la piel como hongos, llagas, heridas, quemaduras, verrugas, sarna… para tratar infecciones de oídos (otitis) y el ardor de los pies.

El ajo en uso externo puede provocar dermatitis por contacto en algunas personas, por ello es muy importante aplicarlo solamente en la parte afectada de la piel, protegiendo el resto de su alcance. Una vez aplicado se deberá tapar la parte afectada con una gasa y esparadrapo evitando que el contenido alcance las partes sanas que rodean la zona afectada.

Con esto ya quedan totalmente resueltas tus dudas de que el ajo es un componente esencial en nuestra dieta que no debería faltar nunca en la mesa, y que debería comerse siempre cruda pues la cocción destruye sus componentes esenciales. Te aconsejo que lo comas crudo machacado o en trocitos muy pequeños en la ensalada para no destruir sus propiedades medicinales. El uso del ajo se conoce desde tiempos remotos, habiéndose utilizado por la mayoría de las culturas desde los antiguos egipcios, romanos, griegos… hasta en la misma india u oriente.

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